Bani Walid, Libia; 13/09/2011.-Los alrededores de la ciudad, uno de los últimos baluartes de Gadafi, se han convertido en un campo de batalla
Una emisora de radio partidaria del derrocado líder libio, Muamar Gadafi, ha prometido a los habitantes de Bani Walid que serán recompensados con las «chicas más guapas» de la ciudad si resisten a las fuerzas del Consejo Nacional de Transición (CNT).
La información ha sido difundida por la corresponsal de Al Yazira en Bani Walid, Anita McNaught. Los alrededores de la ciudad se han convertido en un campo de batalla por el control de uno de los últimos baluartes del régimen de Gadafi.
Las autoridades rebeldes libias, por su parte, han informado de la formación de un nuevo comité ejecutivo para dirigir el país mientras dure el alzamiento. Será anunciado en un plazo máximo de diez días y en él estarán representados todas las facciones y regiones del estado, incluidas las ciudades que aún no han sido liberadas.
«No es un gobierno de transición al uso, si no una autoridad ejecutiva con una serie de objetivos. No habrá gobierno transitorio hasta que toda Libia sea liberada», afirmó el primer ministro interino, Mahmud Yibril, en alusión a Bani Walid, Sirte, Jufrah y Sabha, la ciudades que todavía controlan tropas gadafistas.
Yibil pidió «paciencia a los libios» y les aseguró que las nuevas autoridades, bajo la batuta del presidente del CNT, Mustafa Abdul Yalil, trabajan en la convocatoria de una conferencia nacional.
El propio Yibril, un tecnócrata que colaboró con el anterior régimen en un fallido intento de apertura económica, se encuentra en el ojo del huracán. Algunos grupos en Trípoli, Misrata e incluso en la propia capital rebelde, Bengazi, le recriminan que haya pasado mucho tiempo viajando por el extranjero y no se haya ocupado de resolver los problemas más acuciantes y fundamentales de la población.
En el fondo del laberinto se mezcla, no obstante, la dificultad de repartir el pastel del poder y la gestión de una economía rica en un Estado donde las infraestructuras políticas son débiles y la sociedad civil inexistente. A ello se une, además, el complejo origen de los grupos que conforman la «coalición del 17 de febrero», nacidos de un intrincado sistema tribal.
reuters
Una emisora de radio partidaria del derrocado líder libio, Muamar Gadafi, ha prometido a los habitantes de Bani Walid que serán recompensados con las «chicas más guapas» de la ciudad si resisten a las fuerzas del Consejo Nacional de Transición (CNT).
La información ha sido difundida por la corresponsal de Al Yazira en Bani Walid, Anita McNaught. Los alrededores de la ciudad se han convertido en un campo de batalla por el control de uno de los últimos baluartes del régimen de Gadafi.
Las autoridades rebeldes libias, por su parte, han informado de la formación de un nuevo comité ejecutivo para dirigir el país mientras dure el alzamiento. Será anunciado en un plazo máximo de diez días y en él estarán representados todas las facciones y regiones del estado, incluidas las ciudades que aún no han sido liberadas.
«No es un gobierno de transición al uso, si no una autoridad ejecutiva con una serie de objetivos. No habrá gobierno transitorio hasta que toda Libia sea liberada», afirmó el primer ministro interino, Mahmud Yibril, en alusión a Bani Walid, Sirte, Jufrah y Sabha, la ciudades que todavía controlan tropas gadafistas.
Yibil pidió «paciencia a los libios» y les aseguró que las nuevas autoridades, bajo la batuta del presidente del CNT, Mustafa Abdul Yalil, trabajan en la convocatoria de una conferencia nacional.
El propio Yibril, un tecnócrata que colaboró con el anterior régimen en un fallido intento de apertura económica, se encuentra en el ojo del huracán. Algunos grupos en Trípoli, Misrata e incluso en la propia capital rebelde, Bengazi, le recriminan que haya pasado mucho tiempo viajando por el extranjero y no se haya ocupado de resolver los problemas más acuciantes y fundamentales de la población.
En el fondo del laberinto se mezcla, no obstante, la dificultad de repartir el pastel del poder y la gestión de una economía rica en un Estado donde las infraestructuras políticas son débiles y la sociedad civil inexistente. A ello se une, además, el complejo origen de los grupos que conforman la «coalición del 17 de febrero», nacidos de un intrincado sistema tribal.
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