Hace 40 años, Leonard Kleinrock no pudo imaginar que fenómenos sociales de escala global como Facebook, Twitter o Youtube serían fruto de la invención que acababa de dar a luz a su equipo: Internet.
"Estamos constantemente sorprendidos por las aplicaciones que surgen", comentó Kleinrock, ahora que su "bebé" va a soplar 40 velas, en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA).
"Es una adolescente todavía", se entusiasma Kleinrock . "Aún tiene un largo camino por recorrer. Se comporta de manera imprevisible, pero ha provocado durante este tiempo una gran satisfacción a sus padres y a la comunidad".
El 29 octubre de 1969, el doctor Kleinrock era el responsable del equipo que logró por primera vez hacer "hablar" a un equipo de la UCLA con otro en Stanford.
Este logro estuvo guiado por la convicción de que los ordenadores estaban destinados a la comunicación entre ellos, y la manera a través de la cual debían comunicarse tenía que ser tan fácil de usar como un teléfono.
"Pensé que aquello iba a suceden entre un equipo y otro, no de persona a persona", dijo Kleinrock, un guiño a las redes sociales y el intercambio de contenido, que es ahora el emblema de Internet. "Nunca me imaginé que mi abuela de 99 años pasarían su tiempo en Internet como lo hizo hasta su muerte", admite.
Uno de los principios fundamentales del intercambio de datos entre ordenadores consiste en dividir la información en paquetes digitales que pueden transmitirse en función de la demanda y sin pérdida de tiempo, afirma Kleinrock.
El profesor había documentado su visión a principios de los años 60 en un texto académico que fue posteriormente publicado.
Sin embargo, "nadie quiso escuchar, ni siquiera la gente de la compañía telefónica AT&T", asegura. "Fui a verlos y dijeron que no funcionaría y que, incluso si pudiera funcionar, no querían implicarse en ello". No obstante, el operador porporcionó la infraestructura de red a ARPANET, un proyecto financiado la rama de investigación del Ejército de EEUU.
Los ingenieros comenzaron a introducir el término 'LOG' para entrar en el otro ordenador a distancia, aunque el sistema pero se estrelló poco después de la 'O'.
En el segundo intento, el profesor y su equipo lograron su objetivo y enviaron datos a través de ARPANET. Equipos ubicados en otras dos universidades se construyeron este mismo año, y los investigadores pudieron probar la nueva red de manera constante, comenta Kleinrock.
Para ello, disponían de fondos que provenían la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (ARPA), una organización del Departamento de Defensa, establecida en 1958 en respuesta al lanzamiento del Sputnik por la URSS y fiel reflejo de la obsesión estadounidense en su carrera tecnológica con su gran rival en la Guerra Fría.
Una serie de "superordenadores" se añadieron a la red a finales de 1980, lo que abrió el camino a otros científicos para integrar aquella creciente comunidad.
"Internet estaba allí, pero el mundo seguía sin saberlo", comenta Kleinrock, y explica que que sólo cuando los sistemas de correo electrónico se instalaron en las empresas el universo de las 'punto.com' esatalló.
En cuanto al "lado oscuro" de la web, Kleinrock se remonta a 1988 con la primera aparición del promer "gusano", seguido por el primer correo electrónico no deseado ('spam'), documentado en abril de 1994.
Ahora, Kleinrock cree que el mundo no ha terminado de desarrollar Internet. "El siguiente paso es llevarlo a en la vida real", imagina el científico. "Internet estará en todas partes. Entraré en una habitación, y la Red sabrá que estoy allí. Y me responderá".
"Es una adolescente todavía", se entusiasma Kleinrock . "Aún tiene un largo camino por recorrer. Se comporta de manera imprevisible, pero ha provocado durante este tiempo una gran satisfacción a sus padres y a la comunidad".
El 29 octubre de 1969, el doctor Kleinrock era el responsable del equipo que logró por primera vez hacer "hablar" a un equipo de la UCLA con otro en Stanford.
Este logro estuvo guiado por la convicción de que los ordenadores estaban destinados a la comunicación entre ellos, y la manera a través de la cual debían comunicarse tenía que ser tan fácil de usar como un teléfono.
"Pensé que aquello iba a suceden entre un equipo y otro, no de persona a persona", dijo Kleinrock, un guiño a las redes sociales y el intercambio de contenido, que es ahora el emblema de Internet. "Nunca me imaginé que mi abuela de 99 años pasarían su tiempo en Internet como lo hizo hasta su muerte", admite.
Uno de los principios fundamentales del intercambio de datos entre ordenadores consiste en dividir la información en paquetes digitales que pueden transmitirse en función de la demanda y sin pérdida de tiempo, afirma Kleinrock.
El profesor había documentado su visión a principios de los años 60 en un texto académico que fue posteriormente publicado.
Sin embargo, "nadie quiso escuchar, ni siquiera la gente de la compañía telefónica AT&T", asegura. "Fui a verlos y dijeron que no funcionaría y que, incluso si pudiera funcionar, no querían implicarse en ello". No obstante, el operador porporcionó la infraestructura de red a ARPANET, un proyecto financiado la rama de investigación del Ejército de EEUU.
Los ingenieros comenzaron a introducir el término 'LOG' para entrar en el otro ordenador a distancia, aunque el sistema pero se estrelló poco después de la 'O'.
En el segundo intento, el profesor y su equipo lograron su objetivo y enviaron datos a través de ARPANET. Equipos ubicados en otras dos universidades se construyeron este mismo año, y los investigadores pudieron probar la nueva red de manera constante, comenta Kleinrock.
Para ello, disponían de fondos que provenían la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (ARPA), una organización del Departamento de Defensa, establecida en 1958 en respuesta al lanzamiento del Sputnik por la URSS y fiel reflejo de la obsesión estadounidense en su carrera tecnológica con su gran rival en la Guerra Fría.
Una serie de "superordenadores" se añadieron a la red a finales de 1980, lo que abrió el camino a otros científicos para integrar aquella creciente comunidad.
"Internet estaba allí, pero el mundo seguía sin saberlo", comenta Kleinrock, y explica que que sólo cuando los sistemas de correo electrónico se instalaron en las empresas el universo de las 'punto.com' esatalló.
En cuanto al "lado oscuro" de la web, Kleinrock se remonta a 1988 con la primera aparición del promer "gusano", seguido por el primer correo electrónico no deseado ('spam'), documentado en abril de 1994.
Ahora, Kleinrock cree que el mundo no ha terminado de desarrollar Internet. "El siguiente paso es llevarlo a en la vida real", imagina el científico. "Internet estará en todas partes. Entraré en una habitación, y la Red sabrá que estoy allí. Y me responderá".
afp
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